Atenea, llamada por los romanos Minerva, deidad destacada en la mitología griega, virgen perpetua, hija de Zeus. Emergió completamente adulta de la frente de su padre, tras la intervención de Hefesto, quien alivió el dolor de Zeus abriéndole el cráneo. Sus símbolos distintivos incluyen el casco, la lanza, el escudo, así como la égida, una coraza confeccionada con la piel del gigante Palante. Fue protectora de la ciudad de Atenas, y también de las artes, las ciencias y la democracia.
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Diosa de Atenas
Después de que el renombrado arquitecto Crecops erigió una majestuosa ciudad en el corazón de Ática, una región de Grecia, surgió una contienda entre Atenea y Poseidón por la responsabilidad de protegerla. Así, ambas deidades se sometieron al juicio de sus pares divinos, ofreciendo obsequios destinados a promover el florecimiento de la metrópoli.
Con un golpe de su tridente, Poseidón, el dios del mar, hizo emerger del suelo un imponente corcel. El caballo era un símbolo de guerra, una fuerza destructiva que podía amenazar la paz y la prosperidad de la ciudad. Por otro lado, Atenea, la diosa de la sabiduría, hizo brotar el olivo, un árbol frondoso y lleno de frutos. El olivo era símbolo de paz y prosperidad, cualidades imprescindibles para el desarrollo de la ciudad.
La asamblea divina, después de deliberar, dictaminó que la ofrenda de Atenea era más crucial para la ciudad de Atenas. El olivo, árbol que proporcionaba sombra, alimento y aceite, era símbolo de vida y abundancia. Atenea fue elegida como la deidad protectora de Atenas, y se convirtió en la divinidad epónima de la capital de la Grecia clásica.
Atenea, diosa vengativa
Atenea, sabia y justa, también era una diosa vengativa. Su vindicta era una forma de defender su honor y poder, y podía ser mortal para quienes la ofendieran.
Un ejemplo de su desquite fue la destrucción de gran parte de la flota griega que regresaba de la guerra de Troya. La causa de esta venganza fue la profanación de uno de los santuarios de Atenea, donde se escondía Casandra, una princesa troyana que había sido maldecida por Apolo.
Atenea también acabó con la vida de los mortales que desafiaban sus habilidades, como fue el caso de Aracne, una joven tejedora que se jactaba de ser mejor que la propia diosa. Atenea compitió con Aracne en un concurso de tejido, y cuando Aracne perdió, la diosa enfurecida la convirtió en araña.
Atenea Niké o Palas Atenea
La veneración por Atenea, llamada Minerva según la mitología romana, se manifestó de diversas formas. Como Atenea Niké, fue idolatrada como la deidad victoriosa en las guerras libradas por los atenienses. A menudo se la figuraba con una diadema de laurel y una lanza, y generalmente se la asociaba con la victoria militar. Además, fue adorada como Palas Atenea, título que surgió después de que la diosa triunfante prevaleciera y despellejara a uno de los gigantes llamado Palas (Palante para los romanos), durante la Guerra de los Titanes.
Bibliografía: Carmona, M. B., & Gallego, M. B. (2003). Diccionario de Mitología: dioses, héroes, mitos y leyendas.