Ares, dios de la guerra

Ares es el dios griego de la guerra, hijo de Zeus y Hera, conocido por su ferocidad en el combate y su habilidad en el uso de las armas.
Ares

Ares, el dios de la guerra, se presentaba como un guerrero vigoroso y despiadado, surcando los cielos en un carro tirado por fieros corceles negros. Sostenía en sus manos una lanza y un escudo, mientras su fiel gallo, símbolo de la vigilancia, reposaba a sus pies. Entre sus compañeros habituales se encontraban su hermana Enio, diosa de la matanza; la diosa de la discordia, Eris; y las divinidades Deimo y Fobo, personificaciones del miedo y el terror.

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Nacimiento de Ares

El nacimiento de Ares está rodeado de diversas tradiciones en la mitología griega. Según una de ellas, es fruto de la relación de Zeus y Hera. Sin embargo, una intrigante leyenda narra su origen de una forma peculiar: luego del nacimiento de Atenea, la diosa de la razón y la inteligencia, Hera, motivada por los celos divinos, se retiró temporalmente del Olimpo para refugiarse en el templo de la dulce Flora, también llamada Cloris, diosa de las Flores y los Jardines, una de las deidades olímpicas más sencillas.

Como muestra de gratitud, Cloris le concedió a Hera el regalo del nacimiento de Ares. Este hecho se materializó cuando, en el interior del templo, Cloris encargó a Hera que recogiera una flor de belleza excepcional del campo de Oleno, uno de los jardines dedicados a la diosa floral. Mientras realizaba la tarea, Hera quedó asombrada al presenciar cómo de una rosa surgía un hermoso niño, destinado a convertirse en el implacable dios de la Guerra, Ares. Más tarde, la educación del joven dios estuvo a cargo del titán Tero, hermano de Prometeo y Epimeteo, quien lo instruyó en las artes del ejercicio físico y la danza.

Relación entre Ares y Afrodita

El dios Ares, de naturaleza violenta y feroz, atrajo a numerosas amantes, tanto mortales como divinas, que cayeron bajo su “hechizo”. Sin embargo, su relación más significativa fue con Afrodita, deidad del amor y la más bella de todas. Esta relación, aunque apasionada, resultó desafortunada cuando Hefesto, marido de Afrodita, los descubrió en el lecho conyugal en pleno acto carnal. Ares se enfrentó al juicio de los dioses, siendo desterrado temporalmente del Olimpo. De esta pecaminosa unión nacieron varios hijos, entre ellos Eros, el dios del amor sexual. Curiosamente, Eros, a diferencia de su progenitor, era un dios amable y cariñoso. Su misión era promover el amor, la sexualidad y la fertilidad entre los humanos.

Dios de la guerra romano

Ares, como dios guerrero, asumió la responsabilidad de establecer las reglas de la guerra, introduciendo el uso del hierro en la fabricación de armas y desarrollando tácticas y normas esenciales para el ataque y la defensa, nociones concebidas durante su encarcelamiento. A pesar de su valentía, Ares estuvo cautivo durante un año y medio, encerrado en una vasija por los gigantes Aloos, Oto y Efialtes, quienes desafiaron a los dioses olímpicos. Finalmente, Hermes lo liberó.

Aunque Ares era un dios importante, su tradición era algo limitada, ya que los griegos, conocidos por su aprecio por la paz, preferían historias en las que Ares era derrotado por otros dioses, especialmente Atenea. Esto reflejaba la creencia de que ambos dioses representaban una dualidad donde se oponían razón y fuerza.

Por el contrario, en Roma, el dios guerrero Ares encontró admiración más que rechazo. Los romanos, centrados en la expansión militar, asimilaron al griego Ares con una antigua deidad del Lacio, conocida como Marte. Así, Ares se convirtió en el Marte romano, venerado con fervor. Marte tenía su propio cuerpo de sacerdotes, los salianos palatinos, encargados de honrar al dios a través de festividades y rituales, como danzas con escudos y espadas, y las celebraciones del Quinquatrus, el Tubilustrium y la Equirria, que incluían desfiles de caballos y carreras de carros de guerra, todas ellas celebradas en marzo, mes dedicado al dios de la guerra.

Bibliografía: Carmona, M. B., & Gallego, M. B. (2003). Diccionario de Mitología: dioses, héroes, mitos y leyendas.